martes, 29 de mayo de 2012

Entre Carcaboso y Candelario, 150km de diversión.






Lunes de Romería en Coria y en mi agenda una propuesta tentadora de Antonio Manzano, tentadora por que en esta jornada se iban a ver cumplidos varios de mis propósitos o retos personales: como hacer más de 100km sobre la bici y recorrer el tramo de la Vía de la Plata que transcurre por nuestra zona.

Antonio bautizó la etapa como Ruta de los Pueblos Típicos, y su llamada sedujo a muchos de los componentes de nuestro grupo de BTT Xálima, pero al ser festivo solo en Coria, no todos los seducidos pudieron disfrutar de tan tentadora ofrenda.
La salida estaba prevista a primera hora de la mañana en Carcaboso, yo acudí desde Coria por el tramo de Vía de la Plata que va paralelo a la carretera de Aldehuela del Jerte, tenía interés por saber si pasarían peregrinos hacia Santiago, estaba convencido que me encontraría con los más madrugadores que hubieran hecho noche en Galisteo, lo que no me imaginé es que en el mes de mayo pasaran tantos peregrinos, aunque sin duda creo que es la mejor época, por que la dehesa extremeña en estas fechas, se muestra de lo más generosa para el deleite de los viajeros.

Una vez en el punto de partida me encuentro con Antonio, como siempre madrugador, esperamos a Raúl y a Serra tomando un cafecito en la Cervecería Izan, pongo el nombre por el maravilloso trato recibido a primera hora, con el obsequio de un trozo de bizcocho casero, y a la vuelta con unos generosos pinchos para acompañar nuestras merecidas cervezas con limón.
Una vez todos dispuestos partimos los cuatro sonrientes de Carcaboso en busca de la antigua Vía de la Plata, nuestros rostros manifestaban la alegría, ya estábamos sumergidos de lleno en el reto de Antonio,no sabíamos que nos deparaba la jornada, solo que unos 140km, según marcaba el trazado inicial, distaban de culminar nuestra particular experiencia.

Los colores del campo después de unas semanas de lluvia, el olor de las jaras y la tranquilad que ofrece un día de diario nos fueron atrapando poco a poco, cada uno de nosotros se fue cautivando por el maravilloso marco que nos envolvía, íbamos adelantando a peregrinos, nuestro ritmo se iba acelerando a la vez que nuestros sentimientos. Sin darnos cuenta, estábamos abandonando Extremadura por una de las Vías mas transitadas y antiguas de la época, paramos en Aldeanueva del Camino a refrescarnos y a reponer algo de fuerzas para retomar nuestro recorrido, que ahora abandonaba la Vía de la Plata dirección a Hervás, el terreno llano se terminaba y tocaba subir, más de 40km de subidas por carreteras secundarias y poco transitadas, un surtido número de fuentes a lo largo del trayecto fueron prácticamente los únicos motivos que detuvieron nuestra marcha.
El paisaje iba cambiando, las altas montañas cada vez se veían más cerca, aun conservaban en su cumbre las huellas nevadas del invierno, en nuestras piernas más de 70km y la mayoría de subida, pero aun quedaba lo peor; había que abandonar la carretera y comenzar a pisar tierra,piedras y matorrales si queríamos alcanzar la cumbre de la Peña Negra (1600m de altitud). La primera parte de la ascensión aunque con fuertes pendientes resultaba cómoda, llegamos a una fuente con el agua helada y riquísima; kilómetros atrás ya nos habían hablado de ella unos señores que estaban sacando enormes troncos de madera, la cual era arrastrada hasta la orilla de la carretera por una pareja de caballos con una envergadura y un porte exagerado, necesaria para arrastrar aquellos troncos.
Después de rellenar nuestros botelleros y refrescarnos un poco comenzaba el tramo más duro, un estrecho sendero con elevadas pendientes de pasos difíciles y técnicos, que nos conducían a lo alto de la Peña Negra. Aquí terminaba nuestra subida, por fin íbamos a bajar algo después de tantas horas de subida.

Durante la bajada una anécdota surgió y que sin duda recordaremos de forma especial, porque una inesperada sorpresa nos esperaba, al girar una curva nos encontramos con dos chicas que se sorprendieron tanto al vernos como nosotros a ellas; trataré de expresarme con el mayor respeto posible y sin ánimo de ser grosero ni nada por el estilo, eran dos mujeres que competían en belleza con el estupendo paisaje primaveral, e iban exponiendo gran parte de su piel para que fuera bronceada por el generoso sol, sin duda el contexto donde nos hallábamos envueltos fue lo que nos sorprendió, ¿Cómo nos íbamos a imaginar nosotros eso? ¿Cómo iban a esperar ellas, que siendo lunes y a esas horas, fueran a bajar por ahí un grupo de ciclistas?,una anécdota más para nuestro recuerdo, porque a lo largo de la bajada fueron varias las mujeres que nos encontramos subiendo en bikini por aquella pista, no hicimos fotos por respeto pero no hubiera estado mal para corroborar estas palabras.

Después de la liviana y reconfortante bajada llegamos a Candelario, el ecuador de nuestra ruta, muchos kilómetros pero tocaba regresar, luchar contra al momento de después de comer, de las perezosas horas de la siesta, contra al calor sofocante que estaba cayendo... Pero con fuerzas, y con ganas de seguir disfrutando del reto propuesto por nuestro amigo Antonio.
El camino de regreso se prestaba más cómodo, estaba previsto bajar por la antigua carretera hasta Baños de Montemayor, una bajada por carretera donde pudimos disfrutar del placer de dar pocos pedales y avanzar a buen ritmo, en las zonas llanas fuimos rodando agrupados, yo me tuve que esconder a rueda de mis compañeros porque me costaba seguir el intenso ritmo, pero me sentía cómodo y arropado en todo momento, se mostraron generosos y mostraron el compañerismo que reina entre nosotros.

Nuestro cuentakilómetros había superado la barrera de los 100km y estábamos regresando por otro trazado diferente al de ida, pasando por la Granja, por Zarza de Granadilla, para regresar de nuevo por la antigua ciudad romana de Cáparra y volver a retornar sobre nuestros pasos, fue a partir de aquí cuando más flojo me vi, a la altura del km 130, pero paramos y me tomé un gel, que combinado con el PRECIOSO (creo que merece las mayúsculas) sendero, hicieron recobrar mis fuerzas, cualquiera que viera a la velocidad a la que circulábamos no podría imaginar de donde veníamos, porque llegamos de nuevo a Carcaboso con una fuerza increíble, sabiendo que al menos para tres de nosotros,ésta era la etapa más larga que habíamos vivido, no la más dura pese a los 2200 de desnivel acumulados, pero lo que estaba claro es que había sido especial, muy especial.


Pusimos el broche final a la jornada con unas cervecitas con limón y unos suculentos pinchos después de muchas horas de aventura pedaleando sin cesar, y sobre todo con ganas de volver a superar en un futuro estos 150km.

Puedes descargarte los track pinchando aquí

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