A lo mejor su castillo no es tan espectacular como el de Marvao, aunque a nosotros nos gustó mucho, pero lo que sin duda no nos dejaron insatisfechos fueron sus calles estrechas y floridas, bien cuidadas, mimadas con esmero por sus vecinos para rebosar belleza ante los ojos del visitante.
Otro de los lugares en los que moverse con bebés puede resultar un poco complicado por estas angostas calles, lo que me hace pensar que posiblemente los romanos tampoco utilizaran mucho los carritos de bebés.
Portugal tiene un encanto especial, y más para las personas que hemos crecido y nos hemos criado cerca de la Raya, me parece un País muy hospitalario con los visitantes, que realizan un esfuerzo generoso por aprender y expresarse en otros idiomas, a diferencia de los españoles, y del que sin duda deberíamos aprender muchas cosas, quizás yo vea otro trasfondo detrás de esos pueblos amurallados y esas fortalezas, algo dentro de mi me hace pensar y reflexionar mucho acerca de dos países que están unidos, y espero que se miren de frente y nunca se den la espalda y luchen por los intereses generales de ambos.
Visitar el barrio judío de Castelo de Vide, sus empedradas calles y como no su castillo es sin duda una buena excusa para volver por esta zona.
La visita al castillo se hace muy entretenida, subiendo por escaleras estrechas y por zonas altas del castillo hasta llegar a su torre, desde donde se ofrecen una panorámica del municipio que merece la pena.
A la entrada al castillo nos encontramos con estas esculturas talladas sobre un tronco de árbol enterizo,que te invitan a hacer una parada antes de adentrarte a los patios y jardines de la fortaleza.
Después de disfrutar un ratito por los jardines, se puede subir hacia la torre del castillo por estas empinadas y estrechas escaleras de piedra.
Luna tendrá que volver de nuevo porque se ha perdido las panorámicas |